La "empatía" es una interpretación moderna de la "etiqueta".

Conde von Hoyos, con su academia de etiqueta enseña a la gente "buenos modales". Para algunas personas, esto puede parecer un poco anticuado y sonar a tiempos pasados. ¿Cómo transporta conceptos como "modales" y "etiqueta" al mundo actual?

En primer lugar, intentamos utilizar estos términos de forma contemporánea y hemos desarrollado formatos específicos para cada grupo objetivo. En TikTok, por ejemplo, me presento a mis 410.000 seguidores como una persona influyente en el comportamiento, con clips cortos y entretenidos y una buena pizca de autoironía. Para los directivos, el elemento de entretenimiento no debe faltar, pero para estos grupos objetivo también se trata de la superestructura y los efectos positivos: ¿Cómo influyen mis valores en mis modales y cómo puedo contribuir a una buena cultura corporativa? Sin embargo, hay un hilo conductor común a todos los formatos y grupos destinatarios: Ya nadie quiere memorizar y seguir una serie de normas rígidas y predeterminadas. Se trata de armonizar tu comportamiento con la persona que quieres ser. En última instancia, también se trata de las grandes preguntas: ¿Quién soy? ¿Cómo me presento? ¿Cómo funciona el comportamiento interrelacionado?

Cuando visita empresas y les habla de normas de etiqueta, ¿le hacen caso?

Casi siempre hay una proporción de escépticos, alrededor de un tercio de mi público parece escéptico al principio, distanciado en la línea de: "¿Me va a enseñar a coger bien el cuchillo y el tenedor?". No me interesa el formalismo, sino la dinámica que desencadena nuestro comportamiento: ¿Dónde están los límites entre el comportamiento hábil y el no hábil, cuándo actúo adecuadamente, cuándo actúo inadecuadamente? Los buenos modales pueden tener una fuerte influencia positiva en el entorno personal; lo contrario ocurre con los malos modales. De hecho, puedes aprender mucho del barón Knigge, que dijo: "No basta con ser feliz uno mismo; también hay que comprender el arte de hacer felices a los demás". En este sentido, la "empatía" es una interpretación moderna de la "etiqueta".

En Internet, a menudo experimentamos una cultura de debate irrespetuosa y polarizadora. ¿Cómo pueden los buenos modales ayudar a invertir esta tendencia?

Es más difícil influir positivamente en el comportamiento en línea que en el de las personas que se miran a los ojos. El anonimato nos tienta rápidamente a ser menos respetuosos. Y luego está el hecho de que -como se ha demostrado científicamente- las palabras con connotaciones negativas aumentan significativamente la atención en los debates en línea. Por tanto, el negativismo se ve recompensado.

¿Tiene algún consejo para la cultura del debate digital?

Sólo puedo recomendar la interpretación moderna de la filosofía griega, el "tamiz socrático". Antes de enviar, debemos filtrar nuestra contribución por partida triple:"¿Es cierto, es bueno, es necesario?". Este principio puede utilizarse para decidir si realmente merece la pena compartir una información o una afirmación.

  • ¿Es veraz? - ¿Es correcto el contenido y se basa en hechos?
  • ¿Es bueno? - ¿Aportará mi mensaje algo positivo o constructivo?
  • ¿Es necesaria? - ¿Mi contribución es relevante, tiene un beneficio para el destinatario?

Si aplicáramos este principio más a menudo, ganaríamos mucho. Pero, por desgracia, hay muchos provocadores y personas que han elevado el "estar en contra" a principio.

¿Existe también una receta para hacer frente a los provocadores?

El elemento destructivo de la provocación no es sólo una finta retórica, es una forma de vida. En este sentido, es importante convencer a la gente de que una actitud constructiva es un mejor enfoque de la vida que una actitud destructiva, sobre todo para uno mismo, porque lo destructivo se vuelve rápidamente en tu contra.

De hecho, suele ser difícil hablar con provocadores y polarizadores incorregibles porque no les interesa el asunto que se trata, sino que sólo disfrutan de su propia audacia. Por eso, cuando uno se encuentra con un provocador convencido, lo único que ayuda, según Knigge, es no dejarse engañar por su "fanfarronería" y "enfrentarse a ellos de una vez por todas con tal vigor que pierdan las ganas de rozarnos por segunda vez".

La cultura actual de la conversación se ve predominantemente con escepticismo. ¿Estamos en una espiral descendente, o puede darnos esperanzas para un futuro con una mejor cultura de la comunicación y mejores modales?

Si nos fijamos en los últimos 100 años, podemos ver las olas en el zeitgeist y su cultura de la comunicación. El militarismo, los hippies, los profesionales urbanos, las nuevas tecnologías, por nombrar sólo algunos, han traído consigo su propia cultura de la comunicación. Internet ha vuelto a cambiar radicalmente nuestro lenguaje. Actualmente nos comunicamos más por imágenes y menos por palabras; vivimos en la era del cuerpo bello. Pero también aquí espero un efecto dominó, un renacimiento de los buenos modales en clave contemporánea. Aunque probablemente aún no hayamos llegado a la cresta de la ola, no doy a la humanidad por perdida.

 

Foto: Rosa Lazic